domingo, 21 de julio de 2013

intersubjetividad y teoría de la mente en TEA

Intersubjetividad y Teoría de la mente en TEA
Autora:   Fga.Bettina Schettini (Mg. en Neuropsicología Infantil y Neuroeducación)
Resumen
En este trabajo me propongo hacer una descripción de una forma de inteligencia (Mêtis). Pongo  especial énfasis en la concepción del hombre  como ser mentalista y en dos de las principales teorías que intentan explicar los procesos por los que se constituye como tal: la de la teoría de la mente y la relacionada con el establecimiento de procesos intersubjetivos. En relación a las personas que padecen déficits enmarcados dentro de los trastornos del espectro autista, me baso en estas teorías para describir las consecuencias que los déficits de las mismas ocasionan. Finalmente propongo algunas actividades para intervenir sobre dichas alteraciones.
La Mêtis
“Las fuerzas griegas durante diez años no pudieron superar las altas murallas que defendían la ciudad de Troya. Odiseo propuso a los jefes griegos construir un enorme caballo de madera en cuyo vientre habían de caber los más valerosos héroes griegos. Un griego, fingiéndose fugitivo, contaría a los troyanos que ese caballo estaba consagrado a la diosa Atenea, enemiga de los troyanos. Los troyanos, grandes creyentes en los dioses, cayeron en el engaño y lo aceptaron para ofrendarlo a los dioses, ignorando que era un ardid de los griegos para traspasar sus murallas. Dentro del caballo se escondía un selecto grupo de soldados. El caballo era de tal tamaño que los troyanos tuvieron que derribar parte de los muros de su ciudad. Una vez introducido el caballo en Troya, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual la fuerza invasora entró y la destruyó”.
Este fragmento resumido de La Odisea (Homero) me permite hacer referencia a un tipo de inteligencia (llamada MÊTIS por los griegos) ligada a contextos interpersonales, que permite utilizar la astucia y el engaño táctico para manipular la conducta de los otros y lograr el fin propuesto, a diferencia del NOUS, caracterizada por ser una inteligencia relacionada con la capacidad de ordenar el mundo físico, estático e impersonal de relaciones invariantes (Rivière, 1996). Odiseo utilizó elementos que estaban al alcance de todos pero de un modo inédito, situándolos en un nuevo contexto. Sirviéndose de la capacidad de predecir, comprender y modificar su propia conducta y la de los demás, logró que la “astucia” le ganara a la “fuerza”.
El hombre como ser mentalista
La Mêtis se vale de la capacidad que tiene el hombre para  predecir, comprender, explicar y modificar la conducta de los demás. Esto sólo es posible porque el ser humano se sirve de conceptos ( creencias, deseos, pensamientos, recuerdos) que le permiten darse cuenta de que tiene una mente y ,lo que es más importante aún en relación con la interacción social, saber que los demás la tienen y que puede predecir, explicar y manipular su conducta y la de los demás. Es decir, se vale de un sistema conceptual (teoría de la mente) que le permite usar estrategias sociales para establecer relaciones cooperativas (sobre la base de intercambios  socio-comunicativos) y relaciones competitivas (sobre la base del uso del engaño y la mentira).
El mecanismo por el que se emplea la teoría de la mente se llama mecanismo de Teoría de la Mente-ToMM- (Leslie ,1987).  Baron-Cohen, considera que el ToMM es la vía para la “lectura mental” y plantea un modelo con mecanismos cognitivos específicos que darían acceso a la misma (detección de la dirección de la mirada, detección de la intención y la dirección a metas, mecanismo para la atención conjunta, ToMM –para la lectura de las representaciones mentales-)
 Baron-Cohen, Leslie y Frith (1985) establecieron la hipótesis de que las personas con Autismo no tienen una “teoría de la mente”. Existiría una deficiencia en aquellos procesos básicos que les permitirían acceder a la lectura de la mente.
Para llegar a esa conclusión elaboraron un  test consistente en reconocer una creencia falsa (test de las muñecas, o prueba de Sally y Anne): Sally pone una pelota en una canasta y se retira. Anne, cuando no está Sally, saca la pelota y la pone en la caja. Luego llega Sally. Se le pregunta al niño dónde irá Sally a buscar la pelota. Para responder correctamente esta pregunta, es necesario que el niño sea capaz de representarse una representación, es decir “ponerse en la mente de Sally”. Esta tarea, que niños normales de 4 años y medio logran resolver, presenta mucha dificultad en niños con TEA  con un nivel cognitivo promedio. En realidad, lo que hace el niño autista es tener en cuenta sólo su propio pensamiento. Su respuesta errónea se produce porque se basa sólo en lo que  ve y no puede imaginar lo que el otro está pensando.
Los niños con autismo de alto funcionamiento que superan esta prueba, utilizan mecanismos alternativos para compensar el déficit pero presentan dificultades en las denominadas tareas de falsa creencia de segundo orden (consistentes en una modificación a la tarea anterior que complejiza aún más la consideración de los estados mentales del otro) que los niños normales resuelven alrededor de los 6 años y medio.
El uso de ToMM, permite a la persona realizar actividades sociales tan habituales como establecer una conversación, relacionarse en contextos laborales y educativos, compartir y comprender experiencias humanas, jugar con otros, hacer “como si”.
Si falla el ToMM, como sucede en personas con TEA, las relaciones interpersonales  se tornan difíciles y hasta, a veces, incompresibles. Las dificultades para inferir estados mentales se traducen en serias deficiencias sociales y comunicativas.
Aparecen como seres “inocentes”, incapaces de engañar y de descubrir el engaño. Por otro lado, son muy poco efectivos en tareas de cooperación y en actividades grupales ya que en ambas es imprescindible adaptarse a cambios sutiles, tratar de modificar el mundo mental del otro y eventualmente acomodar las propias creencias y pensamientos.
 Pensando a la ToM como el fundamento de las destrezas pragmáticas y  sabiendo que éstas forman parte de las estrategias de intercambio comunicativo, las habilidades comunicativas se ven seriamente alteradas:
  • Uso de un tono imperativo, poco adecuado al contexto con predominio de expresiones imperativas
  • Intento casi nulo de modificar mundos mentales sino de cambiar mundos físicos
  • Expresiones irrelevantes o inapropiadas (debido a la imposibilidad de captar estados mentales de otros)
  • Escaso o nulo uso de la mirada como elemento útil para delimitar turnos conversacionales
Se nota en autistas de alto rendimiento y en personas con Síndrome de Asperger que hablan con fluidez, alteraciones pragmáticas y prosódicas siendo las más características:
  • Dificultades para adaptar el volumen de la voz en función al contexto
  • Discurso monótono, sin acentuación de los elementos relevantes portadores de información inédita
  • Escaso uso de preguntas como medio de recabar información en relación al tema propuesto por el interlocutor ( siguiendo el “hilo de la conversación”)
  • Predominio de la descripción de objetos o contextos estáticos sobre experiencias pasadas que transmiten creencias y deseos.
  • Dificultad para entender información implícita, contenidos metafóricos y el “doble sentido” de un enunciado.
  • Ingenuidad para hacer y comprender chistes y bromas.
Asimismo, en las personas con TEA, esta dificultad para manejar conceptos mentales se traduce en la ausencia o una severa limitación en la relación de juego de ficción
A partir de la metódica observación conductual de neonatos, se descubrió que los niños de pocas semanas de vida parecieran tener preferencia por determinadas características perceptuales (esencialmente visuales y auditivas) que guardan estrecha relación con  aquellas que definen a parámetros característicos de las personas. Parecieran venir al mundo dotados de programas de “sintonización” y “armonización” con las personas.
El neonato presenta conductas expresivas (sin finalidad aparente) caracterizadas por ser movimientos fisiológicos que, al darse en un contexto social y físico, la madre o quien cumpla el rol de figura de apego (Bowlby), significa. Se produce una relación “tónico – emocional”, según la describe Wallon, que sienta las bases de un desarrollo posterior.
Entre los dos y cuatro meses: se establecen “juegos de repetición” entre el bebé y el adulto. El niño empieza a predecir que frente a la estimulación del medio, él ejecuta conductas que a su vez tienen respuestas del entorno que al ser constantes y repetidas en el tiempo le permiten ir siendo capaz de anticipar las repuestas por parte del medio. En esta etapa se da lo que Trevarthen dio en llamar “intersubjetividad primaria”, que surge en  los intercambios emocionales y propioceptivos del bebé con sus cuidadores, en los que el bebé y la figura de apego responden de manera automática a las señales, gestos y ritmos de su compañero. Como afirma Hobson,  los niños están biológicamente  “pre cableados” para relacionarse con las personas de forma especial. Este tipo de intersubjetividad se caracteriza por no presuponer alguna distinción entre lo mental y lo corporal. Los niños de dos meses no son capaces aún de detectar “la mente de otro” pero sí pueden discriminar expresiones emocionales.
Entre los nueve y los doce meses las conductas del niño se tornan intencionales en el sentido de que adquieren características de comunicación intencional con el uso de gestos ,por ejemplo, para la obtención del objeto “mediante una persona”-protoimperativos- y compartir experiencias con otros                                  -protodeclarativos-. A partir de esta etapa el bebé empieza a captar de manera rudimentaria que sus cuidadores tienen intenciones propias. El espacio intersubjetivo empieza a ampliarse a pasos agigantados: apunta y señala hacia objetos de interés, le enseña activamente a su cuidador objetos que le llaman la atención, empieza a pedirle que lo acompañe para compartir objetos o situaciones que les causan asombro o placer. Esta forma de empatía lleva a que empiece a tener en cuenta sus estados emocionales y los de los otros, comience a manifestar conductas comunicativas que no sólo modifican el mundo físico, sino para compartir experiencias sobre objetos o situaciones. La comunicación aparece en esta etapa como una conducta con un fin (intencionada) que remite o se refiere a algo (intencional) por medio de signos.
Las expresiones verbales comienzan a diferenciarse y a usarse en distintos contextos y con distintas características (enunciados imperativos  a diferencia de los declarativos).Comienza un proceso cada vez más rico y atractivo que lleva a la persona a integrar la cultura a la que pertenece y a desenvolverse en ella son solidez y cada vez más confianza.
Intersubjetividad y TEA
Desde un modelo afectivo-emocional, Trevarthen y Hobson proponen que las emociones y los afectos serían los primeros pasos para el acceso intersubjetivo, postulando que la capacidad para acceder “a la mente" sería innata. Las personas con TEA tendrían dificultades específicas para procesar estímulos emocionales. Comprueban que en las personas con TEA son muy escasos o nulos los indicios de percibir a otra persona como “sujeto” planteando que si se llegara a lograr la intersubjetividad primara, el logro de intersubjetividad secundara ofrecería muchísimas dificultades para establecerse y en muchos casos no se consolidaría.
El modelo propuesto plantea que el acceso a la mente y a las intenciones de los otros sería innato y que la captación de las intenciones sería posible gracias  a la presencia de  procesos de intersubjetividad. En los autistas, la alteración de los mismos les dificultaría el acceso a posibilidades de cooperar y entenderse ya que presentarían dificultades para  tener en cuenta los estímulos  emocionales en el procesamiento cognitivo.
Entendiendo a las emociones y a los afectos como los primeros caminos hacia las mentes de los otros, las personas con TEA no pueden darse cuenta, o lo hacen con bastantes dificultades, de que las personas se diferencian de las cosas de modo de establecer con ellas un contacto intersubjetivo. Como consecuencia de las carencias que presentan en relación al establecimiento de relaciones intersubjetivas, se notan:
  • Dificultades para “empatizar” con las personas ( sentir con ellas)
  • Alteraciones importantes en la decodificación de emociones
  • Comunicación declarativa ausente o muy escasa
  • Ausencia de gestos protodeclarativos y, en los casos más severos, ausencia también de gestos protoimperativos.
  • Uso “instrumental de las personas” para pedir sin hacer uso de signos    ( lleva la persona hacia el objeto que desea)
Bibliografía
Bowlby, J. (1988), Una base segura: aplicaciones clínicas de una teoría del apego, Barcelona, Paidós, 1989
Núñez, M. (2009), “Cognición social en autismo” Posgrado en necesidades educativas especiales en trastornos del desarrollo, Buenos Aires, FLACSO-Argentina.
Rivière, A. y Núñez, M. (1996), La mirada mental, Buenos Aires, Aique, 2008.
Rivière, A. (1997),“Tratamiento y definición del espectro autista I: relaciones sociales y comunicación, en A. Rivière y J. Martos  (comps.), El tratamiento del autismo. Perspectivas actuales, Madrid, APNA-IMSERSO.
Rivière, A. y Sotillo,M. (1995) , “Comunicación, suspensión y semiosis humana: los orígenes de la práctica y de la comprensión interpersonales”, en R. Belinchón, A. Rosa, M. Sotillo e I.Marichalar, Ángel Rivière. Obras escogidas, vol. III. Metarrepresentación y semiosis, Madrid, Panamericana.
Valdez, D. (2007) Necesidades educativas especiales en trastornos del desarrollo , Buenos Aires, Aique.

Valdez, D.  (2009) , “El síndrome de Asperger: criterios diagnósticos y estrategias de intervención psicoeducativa”, Posgrado en necesidades educativas especiales en trastornos del desarrollo, Buenos Aires, FLACSO-Argentina.

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